En general no soy de emitir opiniones
cuando escribo algo, pero en este caso haré una excepción, dado la importancia
del tema y el hecho de que no manifestar ninguna postura implica una falta de
compromiso. Como bien sostiene Reina Reyes “la educación nunca puede ser
neutral”.
Este documental ha tenido mucha
repercusión, al menos dentro del ámbito del IPA, donde el CEIPA lo ha expuesto
varias veces en el anfiteatro, y ha recibido muchas críticas. Personalmente,
soy de los que consideran que el documental fue pésimo, no por la producción en
sí misma, sino por lo que se pretendía transmitir.
Voy a empezar por lo positivo. Se trata de
un documental muy bien editado y con un guión interesante, ya que podemos decir
que han usado un alto grado de intertextualidad entre tres puntos claves; la
parte ficticia, la narración y los testimonios. Hay una combinación entre la
realidad y la ficción muy atractiva, lo que hace que nos metamos más en
situación.
Otro aspecto rescatable es la pluralidad de
testimonios, ya que entrevistaron a docentes e investigadores de varios países.
Sin embargo, el documental se basó casi en su totalidad en datos cualitativos,
perdiendo veracidad a falta de datos estadísticos. A esto cabe agregar que falta
la opinión de los estudiantes, ya que sólo se remitieron a representarla de
forma ficticia sin apelar a testimonios reales, perdiendo todavía más la
credibilidad. Si la idea de la película era darle un enfoque diferente a la
problemática de la educación, ¿No se supone entonces, que convendría cambiar el
enfoque académico que siempre se le da con respecto a este tema?. Aparte, la
trama ficticia alude a una situación hipotética a la que no todos los
estudiantes piensan de la misma forma que la que figura en la misma.
Hubo una buena exposición de las
principales manifestaciones de la crisis de la educación, entre ellas, la falta
de interés de los alumnos, la mala administración de los recursos económicos,
la crisis institucional y el problema de la disciplina. Dicha exposición fue
muy bien sostenida por la relación entre la parte testimonial, la ficticia y la
narración que funciona como nexo entre ambas partes. El problema fue cuando
quisieron plantear la solución a la crisis existente, sosteniendo que alcanza
con dar AMOR. Cuando vi eso, me tapé la cara de vergüenza, pensando en la forma
que tiraron literalmente a la basura el documental con este planteo, avalado
por la política institucional adoptada por los centros educativos que
mostraron, que están muy lejos de solucionar el problema. Más bien me resultó
una alternativa analgésica de las tantas que actualmente se proponen en materia
de educación. Uno de los tantos planes que pasan sin dejar rastro, existiendo
alguna especie de Pedagogía del pasillo, donde todo queda en los pasillos sin
entrar definitivamente en ningún salón de clase, y así las generaciones
estudiantiles van perdiéndose en medio de una institución que se va cayendo a
pedazos por efecto de la lluvia ácida producto de una sociedad contaminada y
transformada, que claramente no prioriza la educación de la misma forma que la
sociedad de los siglos XIX y XX, cuando el sistema educativo surgió bajo la
premisa de la ilustración y el positivismo vigente en ese entonces, donde era
el único medio de acceso a la información y el conocimiento de las comunidades.
El problema es que la educación sigue siendo moderna, totalmente obsoleta en
las sociedades posmodernas, y es obvio que desde este punto de vista el sistema
educativo esté en crisis, y lo seguirá estando mientras éste no se adecúe a la
sociedad actual.
Insisto; NO PODEMOS SEGUIR TAPANDO AL SOL
CON UN DEDO.
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