Cuando nos preguntan qué estudiamos o a qué nos dedicamos y le decimos que nuestra pasión es la sociología, las reacciones más comunes van desde el desconocimiento hasta la incertidumbre a nivel económico (¿de qué vas a vivir?).
Ahora, lo importante es que si están pensando en dedicarse de lleno a la sociología hay que tener en cuenta algunos aspectos que les va a permitir hacerle frente a los prejuicios que tienen algunas personas acerca de esta ciencia social.
- Aprender a ser claros y concisos al momento de explicar algo. Si bien los sociólogos se caracterizan por dar explicaciones extensas y complejas de un determinado hecho, hay que tener cuidado en no perderse en la explicación, ya que puede dar lugar a confusiones. Para explicar algo que tiene muchas aristas, conviene hacer un esquema o aclaración acerca de los puntos a tratar y luego explicar cada punto.
- Tener en cuenta que no todo se explica socialmente. Este es un error muy común ya que tendemos a decir que todo es culpa de la sociedad, cuando en realidad intervienen múltiples factores que pueden ser abordados desde varias disciplinas y teorías. Abusar de los sociologismos impide cualquier análisis inter y transdisciplinario, a pesar de que la sociología por definición se apoye en otras disciplinas científicas. Por ejemplo, si un psicólogo explica el suicidio a través de patologías psicológicas que tienen algunos sujetos, no hay que menospreciar su punto de vista, ya que el suicidio puede explicarse desde lo psicológico, lo sociológico, lo antropológico, lo histórico, etc.
- Estudiando sociología no se eliminan los prejuicios. Varias veces he escuchado que para ser un sociólogo o un docente de sociología no hay que tener prejuicios. Esta afirmación proviene de la primera regla del método sociológico de Émile Durkheim en la que los hechos sociales deben tratarse como cosas y para eso hay que eliminar todo preconcepto que dificulte la investigación. Si bien es cierto que para empezar a investigar sobre un tema conviene dejar de lado los prejuicios, no quiere decir que los eliminemos. Es más, cuando hacemos la hipótesis incial que nos servirá para confirmarla o refutarla, la realizamos en base a prejuicios que tenemos sobre el tema. Ser sociólogo no es no tener prejuicios, sino ser conscientes de que los tenemos para trabajar sobre ellos.
- Ser sinceros con respecto a nuestro sesgo ideológico. Es imposible ser objetivos al 100% pero sí se puede buscar la objetividad reconociendo que todos tenemos un perfil ideológico que configuramos según nuestras experiencias vividas, los procesos de socialización, etc. Esto es fundamental para no pensar que nuestro punto de vista es el único válido y que el interés que tenemos por ciertos temas y autores es según el punto de vista que tenemos.
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